top of page

Insurrección y política

¿Es la lealtad una virtud? Algunos piensan que no. Muchos la definen como una particularidad o ventaja consistente con el cumplimiento sin fallas de lo que exigen los mandamientos o reglas humanas de fidelidad, honor y gratitud. Otros son devotos, digamos al poder, simplemente por miedo a perder las ventajas que ya tienen. Importantes personas aprovechan lucir como leales para su propio provecho. ¡Sí así es, por conveniencia política! Son adecuadamente cumplidores.


Hablemos de un día de febrero del 2021. Un cumplidor decía, con voz pausada: “El día 6 de enero de este año fue una desgracia”, mantenía su cabeza rígida como un bloque de concreto armado. Era su cualidad más resaltante, así el público no podía discernir qué estaba realmente pensando. Sus estrategias prácticamente no fallaban. Y esta vez menos aún. Seguía siendo leal al que ya no era más el gobernante. Ese que estaba siendo juzgado políticamente en el Congreso. Agregó, el cumplidor, con habilidad: “Los compatriotas insurgentes golpearon y ensangrentaron a nuestra propia policía. Irrumpieron en el Senado. Persiguieron al presidente de nuestra cámara. Construyeron una horca y corearon —‘colguemos al traidor’—”. Los líderes activos de la insurrección deseaban cambiar a la fuerza el resultado electoral. Inculcados por el líder intelectual de la insurrección. El cumplidor sabía muy bien que la lealtad con fallas hacia el líder intelectual, significaba traición. Eso no le convenía a él políticamente.


Continuó llenando el tiempo con su disfrazado discurso. Al final introdujo conceptos técnicos para justificar su voto. Absolvió al que fue gobernante —al líder intelectual— de ser descalificado políticamente de por vida. Dijo, “Lamentablemente, muchos políticos a veces hacen comentarios acalorados o usan metáforas que los oyentes desquiciados podrían tomar literalmente”. Con esa frase popular agrupaba a muchos políticos. Estaba abriendo el ámbito para su declaración final. Como siempre, siguió manejando su estrategia, casi sin respirar, presentándola con su voz monótona e imperturbable.


Con pericia y astucia, añadió: “Cualquiera que critique el terrible comportamiento es acusado de insultar a millones de votantes. Esa es una desviación absurda. 74 millones de estadounidenses no invadieron el Capitolio. Varios cientos de alborotadores lo hicieron”. Increíble llamar con soslayo a los insurgentes, simplemente ‘alborotadores’. Y para distinguirse dijo esta frase hueca “He dejado muy clara mi visión de ese episodio”.


Siguió informando: “Pero nuestro sistema de gobierno le dio al Senado una tarea específica. La Constitución nos otorga un rol particular. Este organismo no está invitado a actuar como tribunal moral general de la nación. Creo que el Senado tuvo razón al no tomar el poder que la Constitución no nos da. Nos negamos a continuar un ciclo de imprudencia al forzar nuestros propios límites constitucionales en respuesta. La decisión del Senado no aprueba nada de lo que sucedió en ese terrible día. Simplemente muestra que muchos senadores, y yo en particular, pusimos nuestro deber constitucional en primer lugar, absolviendo al acusado", dijo finalmente el maestro de la estrategia política. Algunos se rieron por no llorar.








Comentarios


Formulario de suscripción

4806340412

©2020 por Ojalá leas Novelas. Creada con Wix.com

bottom of page