El laberinto de los anillos —I—
- Luis José Mata
- 17 jun 2020
- 2 Min. de lectura
Cuatro anillos están alejados del hexágono principal, en el laberinto de los anillos, en términos del año en el cual un habitante ganador del premio Nobel llego allí. Habían sido llamados a ese hexágono, por dos individuos imparciales —los custodios del laberinto—. En la nota de invitación decían Valentín Louis Marcel Proust y Jorge Luis Borges: «El tiempo y la infamia son una de las pocas cosas interesantes que nos han dejado las épocas».
Proust y Borges no vivían en el laberinto de los anillos. Los dos no ganaron el premio Nobel cuando estuvieron vivos. Se habían conocido a finales del año veinte del siglo XX. Ellos sabían cómo descifrar el tiempo y la infamia — en sus novelas — En busca del tiempo perdido y La historia de la infamia. Por eso podían ser imparciales en el concurso que se les había ocurrido, ahora cercanos a ciento ochenta y ciento cincuenta años de sus fechas de nacimiento.
Decidieron invitar a cuatro ganadores del Premio Nobel, cada uno de ellos de una cultura diferente. Nombrados alfabéticamente por su nombre —eran o son, porque siguen siendo ganadores del Nobel—: Camilo, que vivía en el anillo dos, había llegado allí en el año 2002; Gabriel, en el anillo tres, había llegado en el año 2014; Kabawata, en el anillo uno, había llegado en el año 1972 y Toni, en el anillo cuatro, había llegado en el año 2019. Proust y Borges le agregaron algo a la invitación: «Vengan al hexágono principal, para una cena literaria, con su libro preferido y su citas favoritas».
Sin lugar a duda Kabawata fue el primero en llegar, era el que estaba más cerca del salón —el hexágono principal— y posteriormente llegaron Camilo y Gabriel, y en el último lugar llegó Toni, un poco cansada por la distancia que le había tocado recorrer. Kabawata, entró por una de las dos puertas al oeste del salón, colocó su libro La bella y la bestia sobre una mesa de caoba cerca de una de las esquinas y un sobre sin letras, encima del libro, con un pequeño papel adentro donde había escrito su cita preferida. Gabriel y Camilo entraron por las puertas al este del salón y colocaron sus libros Cien años de soledad y La Colmena en dos de las tres equinas libres de la mesa y los sobres sobre los libros. Toni, entró por la única puerta que quedaba abierta, en el lado oeste, colocó su libro preferido, Ojos azules, el primero que escribió en su vida, en la única esquina que quedaba disponible y puso el sobre encima del libro, que, en su interior, contenía su cita preferida.
Una vez sentados en sus butacas literarias, Proust, comenzó diciendo: «el tiempo perdido es el mismo para todos los individuos» y Borges agregó: «los seres humanos —esos individuos— fluyen en el tiempo en diferentes formas». Pero antes de comenzar una discusión acerca del tiempo y los individuos, ellos querian hacer una pregunta general a todos los que estaban presentes en ese hexágono borgiano. Borges, interrumpió diciendo: «no olvidemos que tenemos que hablar de las canalladas en el tiempo (perdido o no perdido), es decir de la infamia de la historia».
Continuará con otro relato ...
Es Noira me quedé con las ganas se seguir leyendo con el gustico de la curiosidad. Borges murió en 1986 de 97a. entonces estamos en el 2039 según el laberinto dime si es correcto saludo
Excelente comienzo del laberinto de los anillos... suspenso...