El Gólgota
- Luis José Mata
- 1 abr 2021
- 2 Min. de lectura
Después de unas horas de caminar sin encontrar ni una arboleda, ni una fuente, se oye el silencio de la montaña. Allí esta el Calvario. Allí esta el Gólgota. Allí crucificaron a Jesús. Pilatos había ordenado darle cuarenta latigazos al arrestado —a Jesús— pero los verdugos no se molestaron en contarlos. Le dieron sin piedad. Los brazos de los asesinos se cansaron primero que la mirada brillante de Jesús, a pesar de que las llamas del sol penetraban en sus ojos. Su cara sangraba. Marta la limpió y guardó en su corpiño el lienzo donde se había estampado el dolor de Cristo.
El narrador de este relato se llama Fulgencio; es tataranieto de un joven mendigo que encontró un libro olvidado en un jardín del actual Gólgota, a mediados del año pasado. En el mismo sitio que el sepulcro fue misteriosamente violado. En las primeras páginas del libro se revela que Pilatos había firmado la sentencia de muerte de Jesús cuatro días antes de que sucediera la crucificción. También, indica que fue un mendigo el que le dio el lienzo a Marta.
El libro describe palabra por palabra, los gritos de los verdugos a la multitud (algunos tristes, otros humillados, algunos en júbilo), Ellos oían: «¡Salve, rey de los judíos!». La flagelación de Jesús concluyó entre injurias y salivazos, cuando los azotes ya pasaban de cien. Posteriormente, los esbirros tejieron una corona de espinas y se la encajaron en la frente. El propio Pilatos lo exhibió una vez más a la multitud deleitada. Sin embargo, el libro olvidado, en el Gólgota, también narra que Pilatos había pintado una tablilla donde se leía: «Jesús Nazareno». Nombre que no es fugaz ya que es permanente por los siglos de los siglos.
Cita: Los tigres desnudan a Jesús para crucificarlo. Su cuerpo no es aquella torre blanca y erguida que se adentró en las aguas del Jordán a recibir el bautismo de manos de Juan, de Miguel Otero Silva.
Nota: Por allí, en el año 1985, comencé a leer al principio de la Semana Santa, el libro “La Piedra que era Cristo”. Todavía, hoy en día lo sigo haciendo. En el año 2020 escribí un relato (a short story) que bauticé como “Los espacios de Judas y María Magdala” y lo publiqué en mi “blog” Ojalá leas Novelas. Por cierto, el relato no tuvo muchas lecturas. Seguro no estuvo bien escrito. Hoy, viernes santos del 2021, me he atrevido a presentar este microrelato. “El Gólgota”. Espero tener mejor suerte con mis lectores, esta vez. Si te gustó compártelo.
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