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Alternativas Fortuitas: Tres microrrelatos

El baile de la vida
Toñita, tendida directamente sobre la arena de una playa de la Costa del Sol, sentía la humedad y escuchaba el compás de las olas que parecían un palmeo flamenco. Oía: un dos, un dos, un dos tres, un dos tres; era una hermosa melodía que se ampliaba en su oído. Ella no sabía si era una seguiriya o una bulería, pero lo que si percibía era que sentía una alegría a lo flamenco. Se levantó y caminó muy despacio sobre la arena, hacia su cueva, olvidándose del suicidio.
Diálogos en el espejo
¿Sabes quién es André Breton? Sí, el pintor español nacido en Andalucía. ¡No! Ese es Andrés Bretón. Te hablo, de André Breton, el que inició un movimiento artístico y literario en Francia en 1924. En el cual intentaba sobrepasar lo real impulsando lo irracional y onírico mediante la expresión automática del subconsciente. Sabes, aunque no seamos conscientes de ello, el subconsciente puede influir en nuestras creencias, actitudes y preferencias. Puede afectar nuestra autoestima, motivación y toma de decisiones. También puede almacenar recuerdos y experiencias emocionales pasadas que pueden influir en nuestra forma de ser y reaccionar ante ciertas situaciones. Y ¡suás! Yo desperté, estaba frente a un espejo hablando con un desconocido que todavía no había desaparecido. Era el último día de un final de siglo.
Armonías entrelazadas
Déjame decirte, amigo lector, que este microrrelato tendrá un final feliz y a lo mejor poético. Toñita se había alejado del suicidio. La música flamenca producida por las olas de mar, la habían alegrado casi al máximo. Pero quería más. Cosas nuevas de otras tierras. Alguien le dijo: vete a las llanuras del sur y encontrarás otras coplas parecidas a las tuyas, y a la vez diferentes. Las llaman tonadas. Y así lo hizo Toñita. Se fue a las llanuras sureñas. Al llegar escuchó el sonido de un instrumento que parecía una guitarra de solamente cuatro cuerdas y que sonaba tururú, turuta… y acompañaba suavemente a un cantante que con falsetes, decía: «Tierra mía…Tierra mía…Sabana…Sabana de gran tamaño». Y Toñita le agregó una corta frase, palmeando también su pandereta, que siempre la acompañaba: « Así es como se enamora tu corazón con el mío. La luna me está mirando yo no sé lo qué me ve…luna, luna, luna llena menguante».
 
 
 

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